Crimen y Castigo - Fiódor Dostoievski
- whatever-blog
- 18 feb 2016
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Resumen:

Un joven estudiante llamado Raskolnikov, vivía en la pobreza y dejó sus estudios. Era inteligente, reservado y frío. Se encerró en sí mismo, pasó largos meses sin salir de su habitación ni querer ver a nadie, divagando y perdiéndose en ideas cada vez más retorcidas y horribles. Le hacía falta dinero, y se sentía culpable por el sacrificio que hacían su madre y su hermana por él. Durante esos meses se distraía elaborando un plan que él mismo reconocía espantoso: asesinar a una vieja usurera que se aprovechaba de los desesperados y acumulaba dinero que los demás necesitaban. Un día lo llevó a cabo, y no solo asesinó a la vieja, sino también a su hermana que fue testigo del crimen y él mató a hachazos conducido por su impotencia. Fue descuidado y apenas pudo robar algo de dinero y un par de objetos sin demasiado valor. Casi lo descubren, pero gracias al destino pudo huir sin ser visto, y escondió lo robado bajo una piedra.
El crimen pesa sobre Raskolnikov desde el primer momento. El arrepentimiento sumado al temor de que lo descubran lo invade tanto que comienza a creer que se ha vuelto loco. Se obsesiona con esconder las pruebas y le preocupa ser débil y acabar confesándolo todo. Sin saber por qué, va a ver a su amigo, Rasumikhin, y este se encarga de cuidarlo, puesto que piensa que Raskolnikov está enfermo y delira. Cuando despierta al día siguiente, se encuentra con un secretario que lo cita a la comisaría, un doctor y su amigo. Entonces llega el prometido de su hermana, Piotr Petrovich, un hombre materialista, interesado, arrogante, a quien el joven aborrecía antes de conocer, pues sabía que su hermana no lo quería y solo aceptaba su mano para beneficio de su familia. Raskolnikov discute con Piotr Petrovich, y este se marcha ofendido.
Su madre y su hermana, Dunia, lo visitan en Petersburgo. Piotr Petrovich les anuncia que no quiere ver a Raskolnikov en la ceremonia o habría consecuencias. Dunia no oye y lleva a su hermano de todos modos. Allí se enfrentan y ella descubre que su prometido era un rufián y lo deja. Raskolnikov va a la comisaría y sus nervios le juegan en contra, a pesar de que solo se trataba de una deuda que él debía.
Con los rublos que le dio su madre con tanto trabajo, él los regala a una familia aún más desamparada, tras ver como el padre de la familia fue atropellado y muerto. La familia le agradece y lo invita al funeral.
En un acceso de remordimiento que todos interpretan como locura, él regresa a la habitación de la vieja a la que asesinó y comienza a gritar que lo lleven a la comisaría. Durante esos días se había mostrado interesado e incluso afectado por el caso del doble asesinato, levantando sospechas. Un oficial lo llama para interrogarlo y le hace saber que él sabía su secreto pero no tenía pruebas para demostrarlo aún. Raskolnikov lo negaba todo titubeando, a punto de confesar. Pero en ese momento, un pintor que había sido el primer sospechoso, se declara culpable, trastornado por el temor.
Raskolnikov logra salvarse y piensa en huir y en suicidarse, pero algo le impide hacer ninguna de las dos cosas. En la comida de funeral que dio la familia desamparada, él se encuentra con la hija mayor, Sonia, a quien aprecia y compadece por verse obligada a ejercer la prostitución para salvar a sus hermanos huérfanos. En la comida se produce un escándalo: Piotr Petrovich acusa a Sonia de haberle robado cien rublos pero se demuestra que había sido él quien los puso en su bolsillo. Esto lo hizo para demostrar a Raskolnikov que su relación con la muchacha era deshonrosa.
Sonia y Raskolnikov se unen más aún. El joven continúa sintiéndose culpable por su crimen y todos parecen estar a punto de descubrirlo. Huye de su casa y de su familia, pues el amor que le dan para él es doloroso. Le pide a Sonia huir y ella acepta. Él le confiesa su asesinato pero ella lo perdona, aunque le aconseja redimirse ante la justicia y ante Dios. Él piensa en suicidarse. El oficial lo interroga nuevamente y le dice que aunque el pintor se hubiera declaro culpable, él sabía que Raskolnikov era el único asesino.
El joven ya no lo soporta más. El temor, la culpa, mentir a todos, fingir, estar siempre atento, desconfiar, sufrir. Él confiesa su crimen en la comisaría. Lo condenan a ocho años de trabajos forzados en Siberia, teniendo en cuenta que él había confesado para redimirse, que no había utilizado los objetos robados lo que demostraba que su crimen no tenía un fin sino que había sido impulsado por una idea retorcida que suelen inundar a los jóvenes, que él tenía buenos antecedentes y que el segundo asesinato no había sido premeditado. Su madre muere de tanta angustia y delirios. Su hermana se casa con su amigo, y Sonia lo acompañó hasta Siberia. Él se pregunta por qué vivir. Para qué esperar ocho años y comenzar una nueva vida. No se arrepiente de haber asesinado, sino de haber sido débil y no tener la fuerza que tuvieron aquellas personas extraordinarias como Napoleón, que llenaron sus manos de sangre y ahora son admiradas. Pero el amor que siente por Sonia le hace comprender que era el amor lo que lo resucitaría, lo que borraría el pasado y le permitiría vivir en felicidad. El amor vencería a cualquier razonamiento y compensaría cualquier dolor.
Análisis:
Es una obra excelente, impresionante. Todo comienza cuando surge en Raskolnikov una idea: existen hombres ordinarios y extraordinarios. Estos últimos tienen el derecho de asesinar si con ello persiguen un ideal. Pues son los hombres extraordinarios y heroicos, como Napoleón, quienes imponen las leyes morales. Él se confunde, y cree que puede pertenecer a ese grupo, por lo que asesina, convenciéndose de que matando a una vieja adinerada, realizaría muchos bienes. Un pecado por cien buenas obras, pensó. Esta necesidad de ser original de ser alguien, que surgió de tanto tiempo libre, encerrado, desperdiciado en divagaciones, conllevó a que realizara el crimen. Su soledad y ensimismamiento, que lo fue volviendo frío, irritable y cínico, le generaron gran desprecio hacia las personas. Y reemplazó el espacio que el amor debería ocupar en su mente, por la necesidad de ser alguien, de perseguir una idea.
Pero sus esfuerzos fueron mal dirigidos. Quizá él no estaba hecho para ser grande y recordado. Quizá intentar ser tales cosas no tenía sentido. La vida podría tratarse de perseguir otro camino. Pero desde el momento en que comete el crimen, su mente se nubla y no piensa más que en no ser descubierto, ni ser traicionado por su propia conciencia. Una vez que estalla y confiesa, entonces en su redención logra comprender todo lo que le había estado sucediendo. Sin embargo, jamás llega a ver su crimen como algo horrible, no se concentra en ello. Si no que reflexiona sobre qué lo llevó a ello, y que le queda luego de haberlo hecho, luego de recibir el castigo. Llega a la conclusión de que es posible vivir después de cometer cosa semejante, que redimirse tiene su fin, que sufrir por lo hecho logra sanar el alma pero tan solo si hay amor que valga tal sufrimiento. Pues cometer un crimen y ser castigado no tiene importancia, ni sentido sin amor, que resulta ser el primer, quizás el único, fin en la vida.
También se puede observar en el personaje de Piotr Petrovich que aunque posee dinero, relaciones favorables y una respetada posición, no es feliz, porque es incapaz de casarse por amor, y todos sus actos los realiza por conveniencia.
El castigo de la obra no se centra en la condena judicial, sino en el castigo interno y personal que comienza desde el momento en que comete el crimen, producido por una lucha interna, donde duda y se pregunta si lo que hizo esta bien o mal. La culpa y la paranoia acaban por devorarlo.
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