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La Naranja Mecánica - Anthony Burgess

  • whatever-blog
  • 17 dic 2015
  • 6 Min. de lectura

Resumen:


Alex es un joven de quince años que vive en Inglaterra. Es un rebelde, que sale por las noches junto a sus tres amigos Georgie, Pete y el Lerdo, y se divierten destruyendo, robando, golpeando y atormentando personas. Es el antihéroe de la historia, pues es violento, cruel e insensible a causa de su inmadurez. Es el líder de su pandilla, el más inteligente y el que decide qué hacer. Es un joven delincuente que ya ha estado en correccionales pero no oye a las autoridades que le advierten que la próxima vez irá a la prisión.


En una noche cometen varios delitos. Golpean a un anciano que salía de la biblioteca y le desgarran los pantalones; asaltan el negocio de una señora y lo incendian; le lanzan puñetazos a un ebrio; se enfrentan con navajas a otra pandilla y hieren a uno de los contrarios; roban un auto que luego estrellan; y al final de la noche, entran a una casa con la excusa de pedir un vaso de agua y ven que allí vivía un escritor junto a su esposa. Destruyen todos los papeles del hombre, su máquina de escribir, y uno por uno, violan a la mujer brutalmente.


Los cuatro, y en especial Alex, parecen siempre salirse con la suya. Alex vive en un departamento junto a sus padres, que se lamentan y poca idea tienen sobre cómo cuidarlo. Disfruta de la música clásica y apenas asiste a la escuela. A pesar de su inclinación por la violencia, es un muchacho simpático e ingenuo que aprenderá que las cosas no son como él cree.


Surgen problemas en su pandilla luego de que él golpeara al Lerdo. Sus amigos parecen querer rebelarse contra su líder pero él los desafía con su navaja y los vence. Esa misma noche, la tensión es notoria. Alex manda ir a asaltar la casa de una anciana rica. Aunque van todos, él decide que lo hará solo para demostrarles su superioridad. Pero todo se complica cuando la anciana se resiste al robo y todos sus gatos comienzan a abalanzarse a él. Alex huye cuando oye a la policía llegar. Entonces se encuentra con el Lerdo, quien lo sorprende dándole un fuerte golpe en los párpados y sale de ahí, dejándolo solo.


Los policías lo atrapan y reconocen rápidamente al pequeño Alex. Le lanzan golpes e insultos, lo tratan despiadadamente, y le comunican que la anciana a la que asaltó y se vio obligado a golpear para que lo dejara huir, murió. Lo condenan a catorce años en una prisión para adultos.


Allí Alex es encerrado en una misma celda junto a otros cinco prisioneros. Es el más joven de toda la prisión y su encanto y su educado comportamiento ante las autoridades le conceden rápidamente cierto favoritismo. Se vuelve más cristiano y amigo del sacerdote del lugar. Tras dos años, llega un séptimo prisionero a la celda. Este, imprudentemente, comienza a molestar a todos e intenta robarle la cama a Alex. Entonces, en la oscuridad de la noche, todos le dan su merecido con brutales golpes y Alex es el último en darle la lección. A la mañana siguiente, encuentran el cuerpo muerto.


Todos los prisioneros de la celda se lavan las manos acusando a Alex de tener toda la responsabilidad. El joven se siente otra vez traicionado y cree que ya no puede confiar en nadie. Sin embargo, no recibe un castigo sino la oportunidad de quedar en libertad tras un tratamiento de simplemente quince días. Alex acepta con gusto.


Este tratamiento es nuevo, un experimento del Estado que cree que castigar a los criminales no funciona, sino que hay que curarlos de su maldad. Durante quince días Alex es tratado por dos doctores que le inyectan una droga tras cada almuerzo y lo obligan a ver violentas y horrorosas películas durante horas, amarrado para que no pueda moverse ni cerrar sus ojos siquiera. El muchacho narra lo horrible que le resulta ese tratamiento y como hubiera preferido cumplir su condena en prisión. Pues la violencia que ve, sumada a la droga, le provoca nauseas, enfermedad e inmenso dolor psicológico cada vez que ve golpes. Al final de la quincena lo liberan tras haberse convencido de que es mejor recibir un golpe que darlo.


El Alex ‘curado’ sale de vuelta a la calle, tras ser fotografiado y entrevistado para periódicos. Regresa a su casa y descubre que sus padres habían vendido su habitación a otro hombre a quien ahora trataban como a un hijo. No se alegran de verlo libre, sino que parece que solo ven problemas. Este le provoca gran sufrimiento, pues a pesar de lo rudo e independiente que él se muestra ante todos, es solo un niño y él los amaba.


Una vez más se siente traicionado. Va a la biblioteca en busca de un libro que dijera cómo suicidarse de la forma menos dolorosa, como dormirse en un profundo sueño. Allí solo encuentra más problemas: el anciano que había golpeado aquella primera noche se abalanza sobre él junto a sus camaradas y le dan golpes y patadas. Alex intenta que lo perdonen, les dice que ha cambiado, y se aunque hubiera podido derribarlos, se niega a golpear. El bibliotecario llama a la policía para que cesen los disturbios. Alex ve que los policías no eran menos que el Lerdo y el jefe de la pandilla a la que se habían enfrentado esa vez. Ambos lo llevan a la fuerza a un campo donde lo golpean aún más, lo torturan, lo hacen sangrar, y se van, dejándolo solo bajo la lluvia.


Alex camina dolorido y helado hasta llegar a una casa donde pide auxilio. El hombre de la casa lo recibe cálidamente, le da hospedaje y comida. Se trata del escritor a quien atormentó y destruyó sus escritos. Pero este no lo reconoce porque esa noche Alex había llevado una máscara. Se entera que la esposa del escritor se suicidó tras la violación. El hombre de la casa lo utiliza como prueba de la ineficiencia del gobierno, para evitar que vuelva a ser reelecto.


El joven está confundido, de repente todos se prestan a ayudarlo simplemente para utilizarlo como campaña contra el gobierno. Traicionado nuevamente, esta vez no tiene a dónde ir, por lo que se ve obligado a hacer todo lo que le digan. Los hombres lo instalan en un departamento. Alex salta por la ventana con el fin de morir pero no lo hace.


Despierta en el hospital una semana después. Es noticia en todos los periódicos y las críticas hacia el gobierno hacen que no vuelva a ser reelecto. Sus padres lo visitan y le piden que vuelva a su casa pero Alex duda, pues solo lo hacen porque el otro muchacho regresó a su pueblo. Ahora el actual gobierno promete que lo cuidará, en especial del escritor que reconoció quien era y ahora deseaba asesinarlo.


Alex se recupera y las cosas mejoran. Vuelve a ‘curarse’, pero esta vez de las secuelas que le dejó ese terrible tratamiento. Con dieciocho años forma una nueva pandilla pero él ya no es el mismo. Georgie ha muerto, Lerdo es policía, y Pete, años mayor que él, se ha casado. Alex comprende que la violencia ya no lo divierte, ha conseguido un trabajo relacionado con la música que lo que le apasiona y prefiere ganar dinero con esfuerzo que robarlo. Entiende que atormentar a gente que no puede defenderse es de cobarde y que esos viejos tiempos que tanto le agradaron fueron parte de su juventud. Ahora ha crecido y no volverá a ser igual.


Recomiendo el libro completamente. Me encantó. Es entretenido y emocionante. Alex es un personaje especial, malvado y encantador al mismo tiempo, que sufre muchísimo pero porque hace sufrir a otros también. Es tanto una agresor como una víctima, pero que uno se alegra de ver que al final madura y deja el crimen. El autor supo crear muy bien al personaje, y toda la obra gira en torno a la violencia y el dolor, a veces incluso, algunas situaciones resultan cómicas, y hace preguntar al lector qué es justo y qué no.



Reflexión:


Alex finalmente comprende que en la juventud uno es como un muñeco, como una naranja mecánica. Algo con jugo y dulzura y vida como una fruta, pero que sus acciones son mecánicas. Pues los jóvenes como él no distinguen verdaderamente el bien del mal, ni lo que es bueno para uno y lo que no, las consecuencias de sus actos, ni el sufrimiento que pueden causar en otros. Entonces el mal y la violencia les resulta el modo más sencillo para divertirse, y no pueden evitar hacer lo que hacen. Simplemente no pueden hacerlo. Un joven mal encaminado camina en línea recta destruyendo todo su paso como una máquina que solo ejecuta y no piensa. Solo el tiempo los corrige, crecer, porque crecer es comenzar a pensar en nuestras acciones.



Citas Destacadas:


“Dios prefiere al hombre que elige hacer el mal, antes que al hombre que es obligado a hacer el bien.”


“El mundo no puede estar lleno de gente como yo.”


 
 
 

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